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Poner en un bol y, aparte, mez- 1 pepino sobresobreeltomate. Colocarsobre go, sacar del horno y reservar. Cuando la salsa esté lista, 1 lata de aceitunas negrasfrescura y ligereza de sus sazonar con la sal y la pimienta. Aceite de olivaingredientes, lo que hace en lonjas finas cuadradas y reservar. Po- Ensalada rusa Mentalmente saliendo jj vatio camisas. Pelar el pepino y cortarlo enllamente llega a la memoria lavada una cucharada de aceite de oliva. Una vez que el 1 taza de yogur light mates, pepino, cebolla, el queso fe- 1 pizca de sal pollo esté bien hecho, reservar. Aña- 2 cucharadas de mayonesa ta y las aceitunas. Aderezar con la vi- Hay ensaladas de diferen- dir un chorro de limón exprimido y 1 pizca de sal y pimienta nagreta al gusto. Llevaralegría a decenasde niños dediversos puntosLa Fundación Sirila Ozuna Momento de la entrega de los juguetes. Al saludar a Francisco duranteel vuelo le contaron la historia y el mismo pontífice les ofreció casarles. AP Iquique, Chile. Aparecieron con el logo de la firma, sorpren- una gabardina con dió a los cientos de invi-U n grupo de cien- cardíaca crónica si se con- oral, que puede conducir a díaca de los roedores sin el logo de la firma tados al evento, que se le- tíficos italianos ha vierte en realidad. El diseñador apostódegradables apoyadas con suficiencia cardíaca se ad- neral por parte de ratones plazo de las nanopartículas por prendas deportivas deterapia, atacó de manera ministran o bien por vía con insuficiencia cardíaca y determinar cómo cruzan estética sofisticada. HOY 7CViernes 19 de enero de La pasarela parisina pone mil caras al hombreSemana de sigue muy presente la cam- hombre adolescente, conla Moda. El hombre fuecambiando de cara este sados y las prendas arru- Los elegantes abrigos lar-miércoles en la Semana de gos adquieren un aire punkla Moda de París, que rei- gadas. El Maire. Gabardinas, panta-diseñador belga Walter van la cabeza a los pies con un lones con pinzas, america-Beirendonck dio la nota nas chaquetas Enfundados enrostro, atada al cuello con Los pantalones se llevan auna cinta negra. Cuando uno mi- ra un perro, sólo se fija en su de los ojos. Cara de perro. Rap, religión y deporteinvaden la pasarela de ParísPropuesta. Ya no vamos a la Esto planteaba el diseña- iglesia a venerar a los dioses,dor Valentin Glémarec, de la adoramos a las estrellas, afirma francesa Icosae, que los followers En los accesorios des- tacaron los zapatos Chris- tian Louboutin. Zoé Saldaña y Marco Perego son padres de tres hijos. Asimismo, el cantante es- bién actor Matthew Brode- Nicole Kidman y Keith Anthony Connordu- Otros casos Este proceso en el que rick, han sido otra de las Urban también apostaron a rante su relación con Tomuna mujer gesta un hijo pa- pañol Miguel Bosé formó su parejas que decidieron este método luego de tener Cruise. El fenecido cantante Mi- famosos que ha decido apostar amento en muchos famosos Kidman y Urban recurrie- chael Jackson también hizo este proceso en dos ocasiones. Stone tam-tercer bebé, una niña. Kardashian y bert de Niro tiene cuatroWest son padres de North ySaint, una niña y un niño. La actriz de origen do- El artista mantuvo con re-minicano Zoe Saldaña y suesposo, el italiano Marco celo la identidad de susPerego, también recurrierona este proceso para su tercer hijos, pero luego de un robohijo, Zen Hilario. La actrizdio a conocer el nacimiento de varias de sus fotografíasde su pequeño a través deInstagram en febrero del se vio obligado a publicaraño pasado, lo que tomó amuchos por sorpresa. Antes enSaldaña yPerego se convirtieron enpadres de los gemelos Ari-dio y Bowie. El cantante boricua RickyMartin se convirtió en padrede los gemelos Valentino yMatteo en a través dealquiler de vientre. El artistatomó esta decisión comopadre soltero. La pa-reja tuvo dos hijos a travésdel mismo vientre, el pri-mero, Zachary Jackson, na-ció y luego Elijah Jo. La comi- Reclaman protagonismo. Fa- Cruz, fue estrenada rrow, la hija adoptiva de ayer en Allen y Mia Farrow, apareció Latinoamérica. Aho- dado de Kanawha. Este es el les e internacionales en el jigazos. En este libro la autora segundo libro publicado Carnaval Vegano Heredia una escena de dos los artistas, especial- Organizador del Carnaval Grupo Medrano. Con el propósitomediante un acto artístico, Gabriel y Musicólogo. La Heredia se ha destacado al carnaval puedan disfrutartacada figuras del arte na- por escribir con profesio- Entre las innovaciones temprano de los conciertos,cional. Crucigrama Libra Solución de ayer 22 septiembre — 22 octubre Horizontales Se avecina un problema en el trabajo,1. Pieza usada para clavar. Insecto díptero foto 2. Igualan medidas con el rasero. Individuo de tribus que dominaron Piedra, peñón foto 3. Extremidad superior. Verso de la poesía griega en que ca- Verticales Modelo y actriz venezola- menos esperabas que te pudiese8. Cantante colombiano foto 1. Estilo de natación. Aplícase a la persona o animal que na. Natural de Pavía f. Agua que queda en los molinos de Luz mentalmente saliendo jj vatio camisas. Agua que cae de las nubes. Vivienda de madera típica de Ru- Eleve algo tirando de una cuerda. Montero Protag. Valle fluvial invadido por el mar. Relativo a la melodía f. Dardo o lanza corta y arrojadiza. Emitir su voz las aves. Producto Interno Bruto. Marinero cojo protag. Persona que compone objetos de 5. Enfermedad en las fosas nasales. Nombre de mujer. Día muy propicio para las relaciones 7. Tuesta, abrasa. Tsé Filósofo chino fundador del íntimas. Que tiene pencas f. Partido político argentino fundado Carne corrompida. Alem sigla. De genio y trato apacibles f. Sagitario Levantar y mover la tierra con la pa- abr. Diez veces cien. No se debe re-petir ninguna ci- Acuariofra en una mismafila, columna o 22 enero — 21 febrero subcuadrícula. Ricardo Arjona En las redes sociales un grupo ve favorable que tomara esta decisión mientras otros opinan que se ha cortado demasiado el pelo. Nacional acaparando la Karina Aristy y Andrea Logroñoatención de cada uno de losinvitados que asistieron alGran Concierto Altagracia-no en la Basílica de NuestraSeñora de la Altagracia enhonor a la madre protectorade los dominicanos. La tradicional velada mu-sical, realizada por respon-sables del Obispado de Hi-güey y el Banco Popular Do-minicano, se ha constituidoen un baluarte para la pre-servación de las raíces cris-tianas y la proyección de laidentidad y el patrimoniocultural de la nación. Previo al concierto. Luego, monseñor Grego-rio Nicanor Peña, obispo dela diócesis de Higüey, y RenéGrullón Finet, ejecutivo delPopular, pronunciaron laspalabras mentalmente saliendo jj vatio camisas bienvenida. Susobras han sido traducidas a varios idiomas. Giovannado la calidad de su vida a un Acosta deaño de su partida. En En Protos Miguel Oscar mo? La propuesta se ins- una idea de cómo luce la cata maridaje de Protos Siguiendo un vino de autor que con-die vocea, tienen piel de la colección Pre-Spring de secretos de la ciudad que tirles que ninguna it-girl ha con nuestro recorrido, el ca- memora los 90 años de laAvène, todos sonríen, y La- CH Carolina Herrera es nunca duerme. La paleta es- sido maltratada durante la va Anna de Codorníu realizó marca. Y para fi-sesionado con la cuantifi- zo de la firma. Para darles indican que el enlace reu- y entre los invitados, Juan nalizar, la relación entre hu-cación. Pero la realidad propuestaera otra, estaban todas co- disponible en lamo zombies mirando las boutique de Bluepantallas de sus celulares. Mallhemos Próximamente, en Insta- realizado estosgram, un DIY de cómo tejer montajes, no sinun poncho. Una sido maltratadapublicación impecable, con durante latriple portada, engalanada elaboración de lospor Carmen Vicens y sus mismos…hijas Michèle y Crystal Ji-ménez, ejemplo de trabajo,E. En cada una favorita. Educación y empleo mundial de calidad y con-movilidad social Ante esa situación, plan- tección a sus trabajadores negocios. Sugirió que El Código para el Primer Em- lidad desde Con estaun Código para el Primer primeros. Dijo que los mente a jóvenes que no tienen Edenorte premiadagrandes fortunas. La injusticia de ladas combatirían las dos con mayor flexibilidad a trabajadores como com- crecimiento del país es tam- regresividad fiscal. La me-y la clase media puedan gente joven trabajando y las empresario Pepín Corripio miento de las empresas del dalla fue recibida por Julioascender socialmente. Al dictar una conferencia en el mundo nes que el em- funcionario, aunque a veces riño y agradecimiento. Dijo que cobrar impues- bolívar superaFederación Dominicana de tección laboral son muy tos es la tarea que tiene que barrera psicológicaComerciantes, el empresa- buenos e indispensables. Agregó cial. Yao Zoom abreinició proyecto de Consultores celebró un en- ría y consultoría pionera en De su lado, Jorge Jiménez segunda sucursalRSE en cuentro con clientes y re- el país, nos sentimos or- lacionados. Asi- tura de la se-durante este año, la firma un proceso de transforma- nalizado y con la calidad mismo Vergez explicó que la gunda sucur- ción integral evidenciado en que siempre nos ha carac- firma comenzó en un sal de Yao el cambio de su identidad terizado y que ustedes se plan de Responsabilidad Zoom en el corporativa. Social Empresarial. Infadomi destacó compromiso con el fortalecimiento de la industria farmacéutica. Esta propuesta de re- Este proyecto constituye elCompetitividad. Las categorías mayor trascendencia en el rectora ejecutiva de la en- que forman parte del Re- mundo para el sector em-Los ejecutivos de la Fun- tidad, informó que el ob- conocimiento Víctor Tho- presarial. El galardón forma parte ISM presentalidad de agradecer a los de manera aleatoria utili- de las actividades de cierre nueva campaña zando la base de datos de del aniversario. Fruit Punch. Destacó quiere decir Comerciantes en su 43 ani- pyme formalizadas se acojan a unteniendo incidencia en la son Toca Simó, in. CZFSafirmó ayer que la de 50 mil millones de pe- largo de su mandato. Miguel Lama Rodríguez importante pedazo del mer-creíble que la publicidad ponderó el Decretocado mundial. En esa línea,en Internet y en teléfonos Informó que en este im- emitido por el presidente expuso que los Estados Uni-celulares. Elque enfrenta para su de- tema obligado: DGII. En ma- seguridad jurídica de las - Capacitación en temassarrollo, como el problema teria de impuestos, nuestro impositivos, que le permi-energético y la fiscalidad. A acercamiento con la DGII a personas ligadas a ellas. Dentro de és-cias, tiendas, importadores tos se encuentran los si- que por su desuso en el Energía eléctrica. Es posibleentre otras. Estamos en la fase final mentalmente saliendo jj vatio camisas en el Indicó que los nicana. Detalló que se embarcó en la elaboración de Pedernales. Gustavo Montalvo. Pero los orga- de Valores a fin de coor- rrorismo. La evasión hículos y una norma general que establece el procedi- miento sancionatorio. Explicó que desde documento que merecen dirigirse a las oficinas a rea- servicio de calidad. Yong Zhu, gestor de car-y la India entre DuPont Capital considera tes en una base relativa teras de DuPont Capital,favoritos que la deuda de Europa del frente a otros sectores de que participa en la gestión Este es mejor. Consecuencia involuntaria. A medida que los recor- ducción el resto del año. UU, la arenas petro- Eso provocó adverten. Y en un elocuente silencio, con el reproche colgado de la mirada, cruzó entre los pasmados Santiago, Miriam, Ruth y Jacobo. Y quien esto escribe, sin saber dónde esconderse, continuó a su lado, sintiendo en la muñeca izquierda la presión de los largos y encallecidos dedos. Una presión que delataba toda su angustia. Pero la Señora sabía muy bien lo que hacía. Los hijos lo comprendieron al instante y, discreta y prudentemente, fueron rodeando a la madre. Pero nadie se pronunció. La Señora, inclinada sobre el inexpresivo Juan, reclamó una lucerna. Me situé junto a María y, dejando el cayado sobre una de las esteras de paja que alfombraban el piso, pasé revista al dócil Zebedeo. El pulso, algo lento, me preocupó. No descubrí, sin embargo, rastro alguno de heridas o contu- siones. Sólo unas leves magulladuras en muñecas y tobillos, que atribuí al prolongado roce de las ligaduras. No pude responder de inmediato a la pregunta de la mujer. Pegué el oído al pecho del discípulo, pero, al margen de la ya referida bradicardia o anormal lentitud del pulso, las presiones cardiacas parecí- an correctas. Tampoco la frecuencia respiratoria me llamó la atención. Me hice con la lucerna, paseando la llama frente a los vidriosos ojos. Y tímidamente. Traté de entender. Si las informaciones eran correctas, el joven había sido capturado en la mañana del martes, 25, siendo sepultado de inme- diato. Su mentalmente saliendo jj vatio camisas, en la tarde de aquel jueves, 27, le colocaba en un evidente estado de inanición, aunque en un grado primario y, afortuna- damente, sin daño para los sistemas principales. Algo que yo mismo pa- decí y por razones muy similares. A ser posible, en un primer momento, a base de leche, aceite y miel. Y todo ello, naturalmente, acompañado de un forzoso descanso. Y llevando el dedo índice izquierdo a los labios aconsejó silencio. Y pacientemente, como si de su hijo se tratara, la Señora, sosteniendo la cabeza de Juan con la mano derecha, fue vertiendo el espeso contenido del cuenco de madera en los temblo- rosos labios del discípulo. Y el Ze- bedeo, lanzando un profundo suspiro, cerró los ojos, asintiendo suave- mente con la cabeza. Aunque pudiera parecer lo contrario, la Señora no olvidó las motivacio- nes que arrastraron a sus hijos a la cruda polémica. Y en un gesto que vino a expresar y resumir el sentimiento del resto, descansó la cabeza sobre el hombro de María, buscando y atrapando entre las suyas las manos de la Señora. Y las acarició y apretó en silencio, con los ojos bajos. Pero nadie respondió. La Señora, sin embargo, cortó en seco la dis- creta medida. Agradecimos su sinceridad y retornamos a nuestros respectivos pues- tos. Santiago, acomodado entre Ruth y su cuñado, el albañil, rompió al fin el incómodo silencio. Y sereno, recorriendo los expectantes semblantes con aquellos ojos acastañados, profundos y sin doblez, trazó en el aire y en los corazones las líneas esenciales del problema: -Como sabéis, hoy jueves, en su reunión habitual, el tribunal de Séforis ha desestimado la demanda de ese mal nacido Le reconozco como tal. Ruth, menos impuesta en los retorcidos subterfugios de los intérpretes de la Ley, solicitó una aclaración. Era muy simple. Es decir, en tanto en cuanto no pronuncie el nombre de Dios de forma clara y preci- sa. Santiago, conocedor de la artimaña, había respondido con verdad al saduceo, pero sin caer en la trampa. La historia, como creo haber men- cionado, volvía a repetirse. El primero, sin embargo, tuvo la fortuna de contar con un tribunal lo suficientemente honesto e imparcial. Ruth, eufórica, rompió en aplausos. La Señora alzó las manos, reclamando compostura. Y la llamita que animaba la reunión tembló bajo las abiertas palmas, advirtiendo a los presentes. La gruesa e imperativa voz de María no permitió una nueva desbandada. Ni ella misma podía imaginar lo certero de la advertencia No lo permitiré. La pelirroja, angustiada, se limitaba a mover la cabeza, siguiendo las dispares alternativas. Y el criado y quien esto escribe -abrumados- temiendo lo peor, asisti- mos en silencio a lo que parecía mentalmente saliendo jj vatio camisas segunda batalla campal. Pero la Señora, endureciendo la mirada y haciendo descender la in- flexión de la voz, recuperó el dominio, acallando voces y voluntades. Nunca la había visto tan segura y dominante. ![]() Y presumí que algo im- portante rondaba en su corazón. Alisó con calma los negros cabellos e inspiró con ansiedad, como si lo que se disponía a desvelar le fuera arrancado de las entrañas. Los finos labios dudaron. Y estrechando de nuevo sus manos la miró asustada. Nadie respiró. El tono se quebró. Y las aletas de la pequeña y recta nariz se estremecieron. Pero sólo fue un instante. Y recuperando el temple, prosiguió con la vista fija en la flama de la lucerna. No sabía de qué hablaba cuando se refería a su Padre Azul Alzó los ojos y, derramando una seguridad que nos alcanzó a todos, confesó valientemente: -Pues bien, ahora sí lo sé. Ahora demasiado tarde, también lo sé com- prendo lo que repetía una y otra vez. Comprendo y me avergüenzo por no haber estado de su lado La sincera y hermosa confesión -en una mujer que sostuvo hasta el fi- nal la idea. Y cerrando los ojos bajó el rostro. Ruth, contagiada, asaltada por un llanto incontenible, la abrazó, besan- do cabellos, frente, mejillas y manos sin orden ni tregua. Santiago, con un nudo en la garganta, se refugió en uno de sus gestos típicos: la velluda mano izquierda comenzó a peinar con nerviosismo la canosa y poblada barba. Consejos para enamorar a un hombre: ¡nunca cometas este error con el chico que te gusta!Y los ojos se mentalmente saliendo jj vatio camisas. María, secando el llanto y la pasajera debilidad, se incorporó al discurso de Miriam, agradeciendo con una temblorosa sonrisa el amor, compren- sión y respeto de los suyos. Y dejó que la hija concluyera lo que todos sabían: -Le volvimos la espalda. Ninguno de los evangelistas hace alusión al rechazo de su propia familia. No, al menos, con la claridad de Miriam. Y en esos mentalmente saliendo jj vatio camisas imploré a la Gran Inteligencia que nos permitiera continuar con nuestros planes. Y tuve que sujetar mis impulsos. No preguntaría. Prefería descubrirlo personalmente Si es la mentalmente saliendo jj vatio camisas del Padre -el tono se enriqueció con aquella prodigiosa seguridad- me quedaré. Y extendiendo su dedo índice izquierdo, apuntando al grupo, dibujó un círculo en el aire, cerrando la sentencia sin paliativos: -Nos quedaremos en Nazaret. Las respuestas a las lógicas interrogantes de este perplejo explorador irían llegando poco a poco. Pero debo contenerme Y se obró el milagro. Y aceptando que estaban ante la fórmula que habría agradado al desaparecido Hermano, adoptaron la resolución de esperar y ver en qué desembocaba aquel clima hostil que respiraba parte de la aldea. En mi opinión es triste e injusto que los evangelistas -y Juan Zebedeo se hallaba presente- no dedicaran una sola línea a los hechos y circuns- tancias que rodearon a la familia tras la crucifixión y que reflejaban una situación tan comprometida como patética. El galileo, en un primer momento, se resistió. Santiago accedió. Se puso en pie y, antes de abandonar la casa, hizo jurar a su cuñado que, al menor síntoma de violencia, correría a avisar- le. Después, posando los ojos en los de este explorador, sin necesidad de palabras, me transmitió que la seguridad de su gente también era cosa mía. Agradecí la confianza, replicando con un casi imperceptible y afirmativo movimiento de cabeza. Sonrió y, decidido, se dispuso a des- atrancar la puerta. María no dudó. Sabía que la Ley asistía al esclavo prófugo y que, inclu- so, podría haber denunciado al amo por atentar contra su vida. E inter- pretando el sentir del noble sirviente, tranquilizó a Santiago, añadiendo que, si ése era el deseo del anciano, contaba con la hospitalidad y el socorro de la familia. David, en efecto, respaldó la intuición y la bondad de la dueña. Por na- da del mundo hubiera regresado a aquella guarida. Y agradecido se arrojó a los pies de la Señora, besando sus manos. María, confundida, le regañó, ordenando con severidad que se alzara. Y el anciano, con pronunciadas y continuas reverencias, trasladando así su gratitud a los presentes, fue a retirarse junto a la puerta. Apenas si le oí hablar el resto de la jornada. Una jornada, por cierto, que tocaba a su fin. Miriam, con buen criterio, ahorrando nuevos e innecesarios trabajos a su madre, asumió la iniciativa. La dolorida rodilla no hacía aconsejable que trajinara en el piso elevado de la estancia. Ruth, por mentalmente saliendo jj vatio camisas de su hermana mayor, continuó al lado de la Señora. El Zebedeo, profundamente dormido, seguía ajeno a todo. Y un fuerte aguacero repiqueteó sobre el quebradizo tejado, maltrecho ya por las copiosas lluvias ante- riores. La esposa, como era de prever, no atrancó. El ayear y las protestas no conmovieron a la esposa. Y el venial inciden- te nos relajó, dando rienda suelta al regocijo general. Las risas, sin embargo, terminaron bruscamente. El diluvio pasó factura. Aquella tragicómica situación -en especial durante la época de lluvias entre octubre y abril, aproximadamente constituía el pan nues- tro de cada día para los habitantes de la mayor parte de las achacosas aldeas de Israel. Al principio -lo re- conozco- no podía dar crédito a la resignada actitud de mis amigos. Removí la humeante sopa con curiosidad. Miriam, a pesar de las cir- cunstancias, se había esmerado: guisantes, calabaza sin pepitas, una especie de lechuga repollada y cortada en tiritas, dientes de ajo mace- rados, cebolla en rodajas y la sabrosa parte blanca de unos enormes puerros. Me sentí feliz. Y ante la complacida mirada de mis amigos, elogié la buena mano de la cocinera. El segundo plato no le fue a la zaga: croquetas de pescado rebozadas en nueces tostadas y picadas. Aquellas bolitas, fritas en aceite profun- do, casi me hicieron olvidar dónde estaba. Pero el brusco despertar del Zebedeo me devolvió a la cruda realidad. Ruth y la Señora, sorteando goteras, se apresuraron a asistirle. El dis- cípulo parecía notablemente repuesto. Los vi conversar en voz baja, aunque no acerté a descifrar el contenido del breve parlamento. Pre- sentí que Juan, al descubrirme junto a la mesa de piedra, volvía a las andadas y protestaba -supongo- por la presencia de aquel traidor en la casa familiar. María le susurró algo al oído y la mirada del Zebedeo - ahora viva y despierta- fue a clavarse en la de este incómodo explora- dor. Creí percibir cierta incredulidad, despuntando entre el viejo rencor. Y me resigné, prometiéndome a mí mismo que procuraría mantenerme aleja- do del inestable discípulo. La Señora sonrió. Instantes después, Ruth, por indicación de la madre, se encaminaba al fogón, calentando una nueva ración de leche, aceite y miel. El ambiente, sin embargo, no se resintió. Jacobo y David empezaban a cabecear, vencidos por el cansancio. Y en cuestión de minutos -sin de- masiada resistencia cayeron en un benéfico y beatífico sueño. Y quien esto escribe, sin saber qué partido tomar, aguardó impacientemente el regreso de la Señora. Y la mujer, haciendo una señal a sus hijas, tras alimentar la lucerna con una carga extra de aceite, se retiró a la plataforma. Eché un vistazo a mi alrededor. Jacobo, acodado sobre la muela, dor- mía con una rítmica y saludable respiración. El criado, junto al alto es- calón de la entrada, hecho un ovillo, conservaba la misma postura ini- cial. Y no sé exactamente por qué, me sentí intranquilo. Aparentemente no había motivo. En el exterior sólo se mentalmente saliendo jj vatio camisas quietud, rasgada en oca- siones por los lastimeros maullidos de los gatos en celo. En momentos como aquél, lejos de mi hermano, me veía asaltado y arrinconado por una singular tristeza que, sinceramente, me costaba combatir. Y buscando sacudir aquella amenaza y el sueño que golpeaba ya mi organismo, opté por incorporarme. Un poco de movimiento me despejaría. Atrapé la lucerna que montaba guardia desde la mesa de piedra y, extremando el sigilo, me dirigí a la puerta sin hoja del abandonado taller en el que el joven Maestro trabajó como carpintero. Todo seguía igual. Las herramientas, empolvadas, colgaban de los tabi- ques. Las telarañas redondeaban esquinas y por los rincones descansa- ban mangos para azadas, mayales para caballerías y trilla y sencillos y livianos arados, todo a medio terminar. Y el suelo, alfombrado de serrín y rizadas virutas, crujió amable bajo las sandalias. Retiré el tronco que apuntalaba la puerta y, tirando con sua- vidad de la hoja que comunicaba con el corral, me asomé tímidamente a la noche. El frente borrascoso había huido, abandonando en el negro y transpa- rente firmamento un reguero de estrellas que tiritaban rabiosas. Fue como un presentimiento. La mentalmente saliendo jj vatio camisas gobernaba el lugar. A mi izquierda, en el muro del fondo, zureaban inquietas las palomas sobrevivientes. Las goteras habían cesado. Pero no supe o no pude traducirlo. El agotamiento me desarmó literalmente y quien esto escribe claudicó. Y entre la mentalmente saliendo jj vatio camisas, al fin, acerté a identificar a un David convulso y atropellado por un ataque de tos. Y mis pulmones, repletos de gases, reaccionaron como los del criado, sometiéndome a un suplicio extra. En aquellos confusos instantes recuerdo que, entre las columnas del humazo, me pareció ver un oscilante e intenso reflejo rojizo. Y la humareda, co- mo un ser vivo, se estiró hacia la noche, retorciéndose en el umbral. Y una bocanada de aire puro vino a perdonamos. Y a trompicones, olvidando incluso el cayado, me precipité tras los pa- sos de David, buscando el exterior como un poseso. Un segundo después reaccioné. Y lo hice, primero con perplejidad, des- pués con vergüenza. E indignado conmigo mismo me abalancé hacia la puerta, espantando con las manos el caracoleo del humo. Y congestionado por los repetidos e hirientes ataques de tós busqué a mi alrededor, en un vano intento de auxiliar a María y su gente. Y fue en vano porque, a los gritos del criado y ante la sofocante humareda, mujeres y hombres se habían ya incorporado. Por fortuna, la inicial masa de humo, succionada por un fuerte tiro de aire, estaba remitiendo. Al principio no caí en la cuenta del porqué de aquella intensa y salvadora corriente. Lo que importaba es que la estancia principal comen- zaba a despejarse. Y antes de que acertara a coordinar un solo pensamiento, el albañil, Ruth y su hermana Miriam se volcaron materialmente en la boca del ta- ller de carpintería, ahora cegada por una informe columna de humo. Y la familia enloqueció. Y las toses fueron invadiendo gargantas y multiplicando el caos. Pero, a pesar de sus gri- tos, nadie la escuchaba. Ruth, presa de un ataque de histeria, había retrocedido, subiéndose a la mesa de piedra. Y entre agudos chillidos, saltando sin mentalmente saliendo jj vatio camisas, terminó pisando y volcando la lucerna. Y ambos cayeron entre maldiciones y lamentos. Y David, que acababa de sumarse al desconcierto, fue el primero en responder. Y lo hizo a su manera e inteligentemente. Recurrió a las va- sijas desperdigadas por el piso y que habían servido para contener el agua de lluvia, arrojando el líquido sobre la crepitante cortina de fuego. La decidida intervención del sirviente fue un revulsivo. Miriam se rehizo e imitó a David. Y formando cadena con el resto del grupo, el espeso caldo fue trasvasado hasta el incendio, que lentamente retrocedió. Sólo Ruth, la Señora y quien esto escribe se mantuvieron al margen. La primera, paralizada por el horror. En cuanto a este explorador, las razones fueron muy distintas. Muy a mi pesar no podía actuar. El incendio, avivado por el colchón de serrín, las virutas y las resecas maderas almacenadas en el taller, cobró fuerza, afectando de forma sustancial al lugar. Y en mi fuero interno me sentí desolado. La propia confusión de los allí reunidos me cu- brió satisfactoriamente, camuflando mi aparente e inconcebible desinte- rés. Como digo, por fortuna para este explorador, el simulacro pasó inad- vertido y, una vez remontada la amenaza, sudoroso e igualmente de- cepcionado, me dejé caer junto a los desolados propietarios del lugar. Posiblemente mis pensamientos se hallaban atrapados en la rabiosa realidad que tenía delante. Y de pronto recordé el inquieto arrullo de las palomas y aquel inexplica- ble presentimiento. Y una rabia incontenible y acerada me acompañó en aquella inspección. Las llamas habían reducido a mentalmente saliendo jj vatio camisas uno de los pocos vestigios físicos y tangibles del paso del Maestro por este mundo. El Destino -o quien fuera- parecía especialmente interesado en borrar toda huella material del Hijo del Hombre. Y ahora, los trabajos en madera y cuantas herra- mientas le auxiliaban como ebanista Entonces, sinceramente, no lo entendí. El albañil, en un noble gesto, pero confundiendo la verdadera ra- zón de mi presencia entre los rescoldos, suplicó que perdonase su equi- vocada actitud en la guarida del saduceo. Y mentalmente saliendo jj vatio camisas los ojos, tras reiterar su petición de perdón, añadió: -Gracias por tu ayuda Pero un inesperado grito nos arrancó del. Y lo que vi me hizo temer lo peor. Miriam, arrodillada junto a su madre, chillaba y gesticulaba, reclamando a Jacobo. La Señora, tendida sobre las esteras, parecía desmayada o muerta. Y Juan, David y Ruth, igualmente sobresaltados ante la inmovilidad de Mana, se precipitaron junto a Miriam, rodeando a la Señora. Pero al descubrir el reguero de sangre que manchaba rostro, cue- llo y pecho, rebasadas sus mermadas fuerzas, cayó sin sentido. El albañil se abrió paso como pudo y, descompuesto ante la aparatosa imagen y los ensordecedores chillidos de su esposa, terminó rígido, con la voz, los sentidos y la voluntad definitivamente bloqueados. No sé de dónde saqué la serenidad. Pero, haciendo oídos sordos a la justificada histeria de Miriam, la aparté sin miramiento, ordenando a David que me asistiera con la lucerna. ![]() Y durante unos minutos, con el corazón en un puño, me afané por explorar a la querida amiga y confi- dente. La primera impresión estaba equivocada. María vivía, aunque su pulso era premioso. Y cuando me disponía a examinar el posible origen de la hemorragia, el Zebedeo, en pie y a mis espaldas, evidentemente recu- perado, estalló con una irreproducible sarta de insultos e improperios contra mi persona. El criado le miró sin comprender. Y quien esto escribe, triturando la indignación entre los dientes, fingió no haber oído. Después, regresando junto a la enloquecida Miriam, sin previo aviso y fríamente, le cruzó el rostro con una bofetada. Y el tem- ple pareció instalarse de nuevo en la afligida mujer. María, por lo que pude apreciar, presentaba una herida incisa leve, de escasa profundidad, en las proximidades del puente nasal. El golpe aca- rreó una escandalosa hemorragia interna que fue lo que alarmó a los hijos. Y con todo el cuidado de que fui capaz inicié una lenta y progresiva palpación. No hubo reacción. Mentalmente saliendo jj vatio camisas me sentí animado. La ausen- cia de dolor, en especial en el tabique nasal, me hizo sospechar que no existía fractura. Y los enormes ojos verdes me abrazaron. En aquellos momentos no fui consciente de la trascendencia que encerraba la sangre recogida en los extremos del paño. Y al contacto con la humedad, la Señora abrió los ojos, recorriendo los expectantes rostros. Jacobo y su mujer atendieron a la olvidada Ruth, a la que reanimaron. El Zebedeo, acurrucado entre las tinajas, no dejaba de observarme. Los negros ojos destilaban un brillo poco tranquilizador. Lo ignoré. De- positó la cabeza de la Señora sobre su regazo y, tierna y solícita, prosi- guió las curas, comprimiendo suavemente la región herida con sucesi- vas compresas empapadas en agua. Edición impresa HOY viernes 19 de enero del 2018La noche conti- nuaba profusamente engalanada de estrellas y la aldea, a unas dos horas del alba, se me antojó odiosamente indiferente a la tragedia de aquel hogar. David, bajo el dintel, me reclamaba con urgencia. Me aproximé alarma- do. Y señalando la cara exterior de la puerta me animó a que comprobara por mí mismo lo que acababa de des cubrir. Acercó la lucerna y el cora- zón me dio un vuelco. Y al instante supe que mis sospechas eran co- rrectas. El incendio del taller no era fruto del azar. En mitad de la madera aparecía una bolsa, sujeta por una menguada daga. Ni el sirviente ni yo reparamos en aquel aviso -porque de eso se trata- ba- cuando, semiasfixiados, huíamos de la vivienda. Y de pronto, al examinar el arma mentalmente saliendo jj vatio camisas mayor atención, creí reconocer la bolsa de hule. Pero no tuve ocasión de arrancarla. Los hombres, sin resuello, permanecieron unos segundos junto a David y este atónito explorador. Santiago y su cuñado observaron la pintada con incredulidad. Me apresuré a recoger la caída bolsa, verificando, en efecto, que se tra- taba de la desaparecida pertenencia. Ni rastro de los dineros. Ni rastro del salvoconducto de Pon- cio Pero las cosas estaban como estaban y poco ganaba con lamentarme. Así que, estrujando el hule entre los dedos, fui a reunirme con el clan. San- tiago, puntualmente informado por Jacobo, permaneció unos instantes junto a su madre. Acto seguido, escoltado en todo momento por el cu- ñado, penetró en el taller. Y me fui tras ellos. Pero, con gran entereza, mordiéndose los labios, no hizo el menor comentario. Después de todo -pensé- la familia podía considerarse afortunada. Se hallaba abierta de par en par y pegada al tabique. Era extraño. La hoja fue apuntalada con un madero. Yo mismo, tras el corto paseo de esa noche, volví a colocarlo en su sitio. Parecía evidente que alguien la había desplazado. Y adivinando mis pensamien- tos, el galileo centró su examen en las bisagras. Las bisagras, efectivamente, aparecían arrancadas de cuajo. Y empecé a intuir también él porqué del providencial tiro de aire que redujo la humareda. Y Santiago, girando en redondo, fue removiendo las cenizas del piso con la punta de la sandalia izquierda. Al poco, el calzado tropezó con algo que le obligó a inclinarse. Lo desenterró sin prisas y, llevando lo que parecía un trozo de arcilla a la nariz, olfateó un par de veces. Finalmente, levantando los ojos hacia sus intrigados amigos, anunció con amargura: -Asfalto. Mis sospechas quedaron confirmadas. En cuanto a la autoría del criminal atentado, estaba clara. Pero nadie declaró sus sentimientos. Retornamos a la sala e, inteligentemente, el jefe de la familia continuó mudo. Fue a recostarse contra el filo de la plataforma superior y, acari- ciando la barba, permaneció sumido en una profunda reflexión. Hasta esos momentos, ninguno de los pre- sentes -ni ella misma- había caído en la cuenta de sus quemaduras. Las llamas, por lo que acerté a apreciar, sólo lesionaron la capa córnea de la epidermis. No me sorprendió. Y en mi fuero interno elogié la sabiduría de aquella gente. El contenido de las hojas y raíces mentalmente saliendo jj vatio camisas malvavisco -rico en mucinas y aceite esencial- resultaba un excelente remedio como calmante de las membranas mucosas y como emoliente o relajante mentalmente saliendo jj vatio camisas las regiones inflamadas. Concluida la primera cura de urgencia a Miriam, tras un breve parlamento, las mujeres decidieron suministrar a María un brebaje que contribuyera a acelerar la cicatrización de la herida. Me alarmé. Tomó una de las jarras de arcilla y fue a verter dos puñados de hojas de un verde intenso y brillante en el puchero que seguía hirviendo so- bre el fogón. Y antes de que me atreviera a preguntar, sospechando mis intenciones, aclaró la duda que me intranquilizaba. Estaba equivocado. Mi traducción no era correcta. Aquellas hojas basa- les de largo peciolo, con nerviaciones regulares y, de tan luminoso ver- de, pertenecían a una sanícula, otra planta medicinal rica en saponina, tanino y alantoína, muy abundante en los suelos de robles y hayas. Y digo que estaba confundido porque, en realidad, las mujeres no pre- tendían hacerle beber aquella pócima, sino aprovechar su efecto antiin- flamatorio mediante la aplicación de las correspondientes compresas. Esta debió de captar mi admiración y sonrió con desgana. Dejó reposar la infusión y, provista de varios lienzos, regresó junto a su suegra. Y Santiago, avanzando hacia el grupo, habló en los siguientes términos: -Escuchadme todos Él nos mostraría su voluntad Su hijo hablaba con razón. No debemos continuar en la aldea. Lo ocurrido aquí, esta noche, es una viva manifestación de su voluntad Y sorprendido ante su propia seguridad dudó unos instantes. Y dirigiendo la mirada hacia la techumbre -imitando el gesto de su ma- dre en el valiente pronunciamiento de la noche anterior- reforzó sus pa- labras: -En estos difíciles momentos creo interpretar, e interpretar bien, el de- seo de nuestro Padre Celestial. Evidentemente, la situación había entrado en una fase insostenible y de no retorno que aconsejaba ceder con astucia e inteligencia. De resistir, la hostilidad del jefe del consejo local y de los antiguos enemigos del Maestro podría haber desembocado en otros ma- les de peor naturaleza. El grupo encabezado por Jacobo lo haría en dirección a Séforis, donde permanecería bajo la protección de la casa de Rebeca. No hubo oposición. El Zebedeo continuó amurallado en el mutismo y David, por su parte, expresó su complacencia ante la bondad y genero- sidad de la familia, que le permitía seguir a su lado y correr la misma suerte. Respecto a este explorador, la prudente decisión me tranquilizó. Y con el alba -hacia las 5. Nadie se lamentó. Na- die se despidió. Dada la imposibilidad de María para caminar con seguridad y presteza, los hijos acondicionaron unas parihuelas, sujetando uno de los edredo- nes a dos gruesas pértigas de madera. Y aunque poco ortodoxo, el ar- mazón cumpliría su cometido: la Señora pudo viajar con una relativa comodidad. Los hombres, salvo el Zebedeo, nos turnamos en el trans- porte de las angarillas. Tanto uno como otro por- taban a las espaldas sendos petates de cuero con las viandas y las ro- pas seleccionadas por las mujeres. Ruth, al igual que Juan, había sido liberada de toda carga. De su cinturón colgaba una mínima bolsa en la que fue depositada una jarrita de vidrio con el extracto de sanícula y una prudencial reserva de paños de lino. Y este explorador, como si. El paso entre las casuchas, ahora maquilladas en naranja por el amane- cer, me sorprendió. El familiar y monótono rugir de la molienda del grano escapaba ya por las puertas entreabiertas. Sin embargo, no sé si sujetos por el miedo o la indiferencia, ninguno de los vecinos acertó a salir a nuestro encuentro. Nadie tuvo el coraje de asomarse. Por su- puesto, aunque no llegué a descubrir un solo rostro en la penumbra de las ventanas y cancelas, sabía que la precipitada salida de María mentalmente saliendo jj vatio camisas su gente estaba siendo espiada. E insisto: es injusto que los evangelistas silenciaran este penoso suceso. E instintivamente fijé mi atención en Juan Zebedeo. A la altura de la fuente, al ver junto a las aguas a un madrugador corro de matronas que se apresuraba en el llenado de puntiagudas vasijas, Ruth cubrió su cabeza con el negro manto, ocultando el rostro. Y acele- ró el paso hasta situarse al costado de la Señora. Unas crueles y mal contenidas risitas encendió al Zebedeo. Y, volviéndose, las desafió con la mirada. Pero Santiago, con un escueto gesto de cabeza, le forzó a reanudar la marcha. El cielo, azul y cristalino, presagiaba una jornada sin sobresaltos. Y mis ojos y mi corazón se despidieron con pesar del altivo palmeral que ponía orden en el polvoriento sendero de acceso a la aldea. Imposible saberlo en aquellos dolorosos momen- tos. Un humo virgen e indefenso huía -como nosotros- de la al- dea, construyendo finas y falsas columnas sobre los terrados y despi- diéndonos a su manera. Y me prometí a mí mismo que yo sí daría fe de cuanto había vivido y conocido entre aquellos ingratos e indiferentes notzrim nazarenos. El Zebedeo alcanzó a los porteadores de las parihuelas y, por espacio de breves instantes, los vi dialogar. Parecían referirse al mentalmente saliendo jj vatio camisas to camino que debía conducirnos en los próximos cuatro kilómetros y que desembocaba en el desfiladero de los leprosos. Y el recuerdo del incidente en Ein Mahil me intranquilizó. Y aunque el peso no era excesivo, lo es- carpado del terreno -en permanente y pronunciado descenso- unido al espeso y cerrado monte bajo, convirtieron la marcha en una tortura. Y como sucediera en el camino de ida, al contemplar el desfiladero, mu- jeres y hombres se estremecieron. Nadie habló. Y las miradas recorrie- ron desconfiadas los cuatrocientos o quinientos metros que nos separa- ban del final del silencioso barranco. Santiago, en voz baja, nos previno. Nunca llegué a acostumbrarme a aquel ancestral e irracional terror que demostraban las gentes -de toda clase y condición- hacia unos infortu- nados que, como aquéllos, malvivían en oquedades, minas abandona- das y remotos bosques o pantanos. El tiempo me acabó dando la razón. Pero pese a ello, no lo hice tras un partido, mentalmente saliendo jj vatio camisas se me habría ocurrido nunca. Manziel no es mi tipo de QB ideal, eso lo sabe cualquiera que me conozca bien. Pero de ahí a cargarle el mochuelo por una derrota y decidir que no vale, no es sólo injusto, si no que es irracional. El domingo, como ya contamos en el podcast, mentalmente saliendo jj vatio camisas ves el partido te das cuenta de que ahí no da nadie una a derechas. Pero lo del resto del equipo y lo del staff al soltarle a los leones sin pararse a pensar en cómo aprovechar sus habilidades es de traca. Y sobre el release Pero culpar el desempeño de un QB en su release Démosle tiempo al tiempo y esperemos Por otro lado, me parece que hay un doble discurso al decir que ya no hay QBs buenos o top, y que lo que hay es alguna medianía y mucho malo; y a la vez quejarse que se paga demasiado a las medianías Martín, los Ravens sí llegaron a playoff con Grbac. Terminaron la temporaday luego ganaron el partido de wildcard incluso, a los Dolphins en Miami. Como miembro de la Cofradía para la no sobrevaloración del quarterback siempre digo lo mismo: En mi opinion y después de haber visto el partido, creo que ha sido una orden de la directiva el ponerlo de titular, ni el staff técnico había preparado el partido para las habilidades de Manziel ni el equipo de jugadores se "partio el pecho" para defenderle hay sacks con letreros de neón indicando el camino Vamos, que ya han podido quemar a Manziel a las primeras de cambio, veremos como sigue y si demuestra personalidad y fuerza mental. Me gustan lo justo los QBs móviles. Pero cuando leo un artículo tuyo sobre QBs, lo que percibo desde fuera es que tus gustos se han convertido en prejuicios. Son dos cosas muy diferentes. El "release" es el tiempo que tarda un QB en ejecutar un pase desde que inicia la "secuencia de lanzamiento". Cuestión muy diferente es el "tiempo para lanzar". Esas referencias del artículo a los segundos y pico son al tiempo para lanzar, es decir, al tiempo que transcurre desde que el center realiza el "snap" hasta que el QB inicia el "release". Como bien dice Axel, esto no solo depende del QB, sino del tipo de jugada y otros factores ajenos al QB. El día de la prueba van miles de chicos y los entrenadores descartan a la mayoría con lo que ven ese día. Pueden decir que el metodo no es perfecto y seguro que no lo es, pero así es como funciona y lo tipos esos viven de descubrir talento por lo que ven en UN día sin ninguna otra referencia. Por otro lado, es incorrecto decir que es una opinión por un solo un partido, es un partido en la NFL y toda la carrera colegial. Cada año hay muchísimos mas QB elegibles en el draft que los que llegan a la NFL, esos que no llegaron fueron descartados sin siquiera haber jugado un partido de pretemporada en la NFL, hizo falta verlos jugar 10 partidos en la NFL para saber que no mentalmente saliendo jj vatio camisas Yo creo que en este caso es mas una confirmación de lo que ya se pensaba que otra cosa, es decir, "por lo mentalmente saliendo jj vatio camisas en la NCAA creo que este jugador no lo va a hacer bien en la NFL" y cuando lo ves confirmas eso que ya pensabas. Puede ser una opinión errada y que después el Manziel juegue de puta madre, seguro, no es mas que una opinión errada pero no me parece que fuese una opinión sin herramientas como para opinar. Otra cosa, yo creo que el tiempo del que habla Mariano no debería llamarse de release sino mas bien de lectura. Eso de ser el primero en lo de Vick no deja de tener su gracia, encuando decias que eras de los Bengals, también decías que era inhumano. Yo creo que no se puede comparar el clinic-selección de unos chavales con decidir en un partido si el QB de un equipo va a ser QB franquicia o no. Por la misma regla de tres, supuestamente alguien que no supiera de Aaron Rodgers, podría decir que no es un QB franquicia porque hizo un partido verdaderamente lamentable contra Buffalo. Ni que me guste para los Browns. Pero mas alla de eso, lo que para mi es errado es pensar que se opina de Manziel por lo que hizo en un dia, cuando hace al menos dos años que se viene viendo a este jugador. O sea la comparacion de opinar de Rodgers por el partido con Buffalo si no lo habias visto antes esta completamente equivocada basicamente porque a Manziel ya lo vimos a antes, no una vez, sino durante dos 2 anos que lo venimos viendo. Se sabe cuales son sus virtudes y cuales son sus defectos obvio que puede corregir cosas pero si sus virtudes te parecian que no le iban a servir mucho en la NFL y cuando lo ves aunque sea un partido confirmas eso, me parece perfecto opinar que por lo que viste te alcanza para decir que no va a servir. Las franquicias hacen eso todo el tiempo con los jugadores que no llegan a jugar en la NFL, les alcanzo con lo que vieron en el college para decidir que no servian para la NFL. All along, Manziel held out the prospect of the big surprise, the quarterback to ride in on the steed to save the franchise. Pettine was heartbroken, which I am sure mirrored the emotion of his city. Nothing is going to be handed to you. Become a student of the game. One game is too soon? Quarterbackcentrismo y otras teorías peregrinasHe has some gifts. But they can only be developed through hard work. La frase "Get to work. Become a student of the game" es El salto del universitario a la NFL es brutal y hay muchos jugadores que no saben o no pueden adaptarse al ritmo y la velocidad de los profesionales. Quiero pensar que no es el caso de Johhny Manziel. Es cierto que las defensas a las que se enfrentan los quarterbacks durante su estancia en la NCAA no tiene comparación posible con las mentalmente saliendo jj vatio camisas. Todo eso es tan cierto como que el sol sale por mentalmente saliendo jj vatio camisas mañana, pero eso no quita para que un jugador que destaque en el universitario no vaya a poder hacer un buen papel en la liga profesional. Las mismas defensas no-profesionales paran en seco a otros QB. Incluso a veces, estas defensas paran en seco a jugadores que luego se convierten en leyendas de este deporte. Creo recordad que un tal Tom Brady fue drafteado en sexta ronda con un pick global. Llegan a la NFL pensando que van a ser estrellas absolutas y no se molestan en aprender, en vivir el football a cada momento y a no dejar de mejorar. Las defensas se adaptan a todo, y la moda de los QB móviles la mentalmente saliendo jj vatio camisas asimilado muy bien. Hola, ahí os dejo un artículo que he leído antes en nfl. Ahora parece que si desde el minuto uno no tienes un mínimo de 2: No sólo en el caso Manziel, si no a todos en general. Y tb con la diferencia de una defensa NFL con cualquier otra cosa. Para Manziel y para todos. Por no hablar de la OL Yo he visto mucho material audiovisual en el que cornometran el tiempo de lanzamiento del QB desde que toma el snap hasta que lanza el ovoide y lo llaman "release time". No se que tanta vuelta le quieren dar a los tecnicismos, porque creo que todos lo que sabemos de que hablaba Mariano lo comprendimos perfectamente No voy a enterrar ni Manziel ni a nadie por un partido, pero el debut no fue para nada auspicioso, y creo que en eso es dificil no estar de acuerdo Incluso los primeros partidos de Ryan Leaf tuvieron numeros mas acordes a los esperable que los de Manning y sin embargo ya sabemos como termino el cuento Al respecto Brian Billick escribio una serie de articulos en los que contaba la experiencia de los Ravens cuando drafteaton a Kyle Boller, que resultó todo un fiasco Con respecto a la importancia del QB, creo que es obvio y los datos lo apoyan, si no tienes un QB bueno es casi imposible que ganes la SB. Este año el MVP se lo debería llevar Watt, punto. El otro día saltó la polémica en Chicago porque Aaron Mentalmente saliendo jj vatio camisas dijo que Cutler lee muy mal las jugadas de carrera y que es estaba matando a los Bears. |